La edad empieza a ser un tema.
Por primera vez,
siento el paso de los años.
Por mi cuerpo.
Obvio.
Obvio.
Hace un tiempo atrás
decidí aceptar lo que había.
Primero dejé de teñirme.
Y me cargué diez años.
Después subí la apuesta.
Costó.
Pero lo hice.
Abandoné
Abandoné
el mejor
corpiño armado
de este planeta.
corpiño armado
de este planeta.
Y afloró la pura realidad.
La maternidad,
entre otras cosas,
entre otras cosas,
se llevó la turgencia de mis pechos.
Y los dejó desequilibrados.
Hoy tengo que subir levemente un hombro
para que queden parejos.
No siempre lo recuerdo.
Y entonces parezco bizca.
De pechos.
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