Su trazo va uniendo infinitos puntos
buscando la forma
que represente su imagen.
El autorretrato se volvió manía.
Perdida, no encuentra la salida.
Todo se vuelve máscara.
No reconoce en el pincel
las propiedades del espejo.
No sabe si eso que cubre el lienzo es ella.
O la que quiere ser.
O la que puede ser.
Porque no se parecen.
Algo de la epopeya
se vuelve ficticia.
Pero no abandona.
Frenéticamente lo intenta
una y otra vez.
Cada vez se dibuja
más parecida a su madre
más parecida a su madre
que a sí misma.
El llanto acompaña su pincel.
fuerte y hermoso. capa. te extrañé!
ResponderEliminargracias¡¡¡ y yopo¡¡¡¡
ResponderEliminaraplauso! es decir, aplauso de pie!
ResponderEliminarbesitos.
gracias¡¡¡¡¡
ResponderEliminarUy, qué tremendo cuando el una queda enganchada en un círculo del que no puede salir.
ResponderEliminaro no quiere...
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